Fotografía: Fragmento «El sueño de Jacob», José de Ribera
A medida que la gente envejece, duermen menos y se despiertan con más frecuencia. A pesar de los miles de chistes acerca de este tema, estos cambios en los hábitos de sueño tienen un lado oscuro. Un artículo publicado en la revista Neuron, encontró que los adultos mayores pueden estar perdiendo su capacidad de producir un sueño profundo y reparador. Además, es probable que paguen por el sueño perdido mental y físicamente.
Para Matthew Walker, investigador de la Universidad de California en Berkeley y coautor del estudio, el sueño no sólo cambia con el envejecimiento, sino que puede explicarlo. “Cada una de las principales enfermedades que nos están matando, desde la diabetes hasta la obesidad, la enfermedad de Alzheimer y el cáncer, tienen ahora una fuerte relación causal con esta falta de descanso”.
Al envejecer, el cerebro, las neuronas y los circuitos en las áreas que regulan el sueño se degradan lentamente, resultando en una menor cantidad de sueño profundo que es clave en el mantenimiento de la memoria y la cognición. “Los ancianos, por lo tanto, sufren de una necesidad de sueño no satisfecho”, comentó Walker.
Para Bryce Mander, coautor del artículo, el envejecimiento conduce a la disminución en casi todas las medidas que los científicos aplican al sueño. “Se vuelve más fragmentado y se reduce drásticamente el tiempo que pasa en cada etapa, en particular el profundo no REM. Incluso pasar de una etapa a otra se vuelve menos predecible y más desorganizado”.