De acuerdo con un estudio publicado en la revista Science, los productos de consumo doméstico, como los cosméticos, los pegamentos, las pinturas, las tintas de impresoras y los artículos de limpieza, constituyen la mitad de los factores contaminantes del aire urbano.
Esta investigación destaca que la contaminación urbana no se debe únicamente a los automóviles, las calefacciones o el aire acondicionado, sino que procede también en igual medida de lo que consumimos habitualmente en el hogar.
Señala asimismo que todos esos productos, generalmente derivados del petróleo, pueden emitir compuestos orgánicos volátiles (COV), que son muy perjudiciales para la salud y además se escapan a la atmósfera.
Los compuestos orgánicos son sustancias químicas que contienen carbono y se convierten fácilmente en vapores o gases. Junto con el carbono, contienen elementos como hidrógeno, oxígeno, flúor, cloro, bromo, azufre o nitrógeno.
Estos productos domésticos son liberadores de COV y representan en la actualidad la mitad de las emisiones vinculadas a los combustibles fósiles en las grandes ciudades de los países industrializados, señala Brian McDonald, investigador de la Universidad de Colorado Boulder y líder del estudio.
Los investigadores combinaron numerosos datos para cuantificar las diferentes fuentes de contaminación en las grandes ciudades de Estados Unidos, objeto del estudio. Analizaron las estadísticas de las industrias de producción de carburantes y de productos químicos derivados de los combustibles fósiles, en 2012, en todo el país.
A continuación, usando diferentes modelos informáticos, calcularon las emisiones de COV de los productos domésticos de uso corriente a partir de medidas realizadas en laboratorio, de datos de consumo de estos productos y de los coeficientes de emisiones de los edificios. Por último, confrontaron todos los datos con medidas de contaminación del aire urbano en la ciudad de Los Ángeles.
El resultado fue sorprendente: el 46% de los productos contaminantes más peligrosos procedentes de los COV son de consumo corriente en hogares. El 27 por ciento procede de los motores de gasolina; el 10 por ciento de la gasolina en sí misma; el 9 por ciento de la industria de los hidrocarburos fósiles.
El estudio constata así que los productos domésticos de consumo contaminan tanto como los automóviles y considera que, aunque los datos utilizados corresponden a Estados Unidos, los resultados pueden ser válidos también para Europa.
La conclusión del estudio es clara: si se ha conseguido reducir la contaminación automovilística implantando catalizadores, y las emisiones de CFC para proteger la capa de ozono, será necesario también, a la vista de estos resultados, tomar medidas sobre el uso de los productos químicos de consumo doméstico para mejorar la calidad del aire de los hogares y de las ciudades.
Con información de Science y CIRES